lunes, 28 de junio de 2010

¡Llegar a Doha!


Quizá unos de los lugares más exóticos e intrincados en los que he volado, es la capital de Qatar, desde 1998 que viajé, ha cambiado mucho, en ese tiempo el Jeque solo llevaba 3 años en el poder y pensaban que no duraría mucho.
El Emir o rey de Qatar Hamad bin Jalifa Al Thani derroco a su padre Jalifa bin Hamad Al Thani cuando éste estaba de visita en Ginebra, se dice que iba al dentista, entonces sin ninguna violencia, él mismo se corono y tomo el mando del país, lo primero que hizo fue repartir la riqueza, eso logro que los qatarinos le declararan su lealtad y se volviera unos de los monarcas más queridos en todo el Golfo.
Desde que Hamad ha estado en el poder, se fortaleció la liga profesional de futbol trayendo estrellas internacionales, también recompuso la línea aérea, y comenzó a invertir el dinero del petróleo y del gas natural en convertir a Doha en una capital de los negocios, superando por mucho a Dubai que en la actualidad esta completamente endeudada, al contrario de Qatar que tiene reservas de 15,000 millones de barriles de petróleo.
En 1998, realmente existían dos hoteles para los extranjeros, el Hilton, que estaba todavía en construcción y se usaba para diplomáticos petroleros y el Hotel Oasis (donde nos hospedamos), este hotel, aunque viejo, era de primera clase, con una alberca gigantesca, pero lo más importante es que se trataba de la sede del UNICO bar (que vendía alcohol legal) en TODA la ciudad. La ley prohíbe totalmente la ingestión de bebidas alcohólicas para los residentes.
Este problema con la falta absoluta de alcohol, cerveza, whiskey o lo que fuera, comenzó al momento de abordar el avión en Heathrow, nos advirtieron que si se ingerían bebidas con alcohol abordo, no podríamos bajar por ningún motivo cualquier sobrante, y por lo tanto revisarían si trajéramos algunas, en un principio pensamos que era una exageración de Qatar Airways, ya en el avión, en el que solo viajábamos 5 personas en el Couch y 9 en la Zona de Primera clase, para una Airbus A330 que puede movilizar a casí 300 personas, era como tener nuestra propia casa. Cada pasajero, teníamos nuestra asistente de vuelo, por lo tanto aproveche la oportunidad y esa sensación de estar sin hacer nada que provoca un vuelo de 8 horas, que comencé a pedirle bebidas, ella muy amablemente las traía en una canastita, y cada vez que me daba una, prácticamente me rogaba para que no fuera ni de chiste a bajar una botella del avión. Luego me explico (de manera muy discreta) que a ella les contaban cada botella llena, y los envases vacíos con tal precisión que era imposible evadirse con una mini botellita.Obviamente, mi obsesión por beber alcohol ese vuelo se debió principalmente a que estaba prohibido!
Cuando el avión comenzó a descender las asistentes de vuelo contaron nuevamente las botellitas de bebidas, casi nerviosas fueron dos o tres veces haciendo un recorrido y por fin encontraron todas, parece que faltaba una, alcense a ver su tabla para el inventario, un control muy estricto.
Al ir aterrizando colocándose el avión en ruta a la pista, pude ver lo extenso del desierto y el mar del golfo pérsico en una refinada y brillante línea azul, poco a poco se fue asomando al horizonte la pequeña y sofisticada ciudad capital de Qatar, ya enfilados al aterrizaje, puede ver las principales calles, algunos cuentos anuncios comerciales y obviamente una gigantesca M amarilla de MacDonald´s al horizonte, parece curioso pero logre ver el hotel Oasis, ya en el vuelo de salida, me asegure que efectivamente se trato del hotel donde nos quedamos. Aterrizando el avión, se ve majestuoso un edificio blanco con decoraciones arabescas precioso, que envuelve al Aeropuerto.
Después de abandonar el avión, salimos a una sala de recepción gigantesca, maravillosa, con un centro de negocios, salas VIP y muchísimas personas, principalmente hindúes y pakistaníes que regresan de vacaciones a sus lugares de origen (del millón de personas que vivía en Qatar en 1998 solo setenta y cinco mil eran qatarinos, el resto eran trabajadores de otros países) , quizá lo más impresionante de las personas que estaban ahí, eran las mujeres con burka completa, ver estas mujeres en cualquier país musulmán, para quienes no estábamos acostumbrados es toda una impresión, en este país las mujeres qatarinas y algunas otras originarias del golfo pérsico no dejan de usar la burka completa, la diferencia esta en la cara, para aquellas familias más “modernas” no usan máscara, lo que si, ni las orejas ni los cuellos y mucho menos el cabello es visible.
Lo que nunca voy a olvidar de esa llegada a Doha es la vigorosa y calidad recepción que nos dieron en el aeropuerto, las autoridades del Ministerio de Educación de Qatar, en cuestión de segundos fuimos protegidos por un “asesor” que nos explicaba perfectamente el protocolo árabe y en transcurso del Aeropuerto al hotel nos entrenaron con los pormenores y de modos para comportarnos ante autoridades, la familia real y en general con los hombres y mujeres con los cuales conviviríamos la siguiente semana.


En Doha, 1998
La mesquíta que se encuentra en el centro cerca del souq.